Volvemos a ser tres en mi casa: mi hermana, yo... y un pequeño ratoncito gris que se nos ha colado. Lo curioso es que el condenao está localizado únicamente en el piso de arriba, no se cómo habrá llegado hasta ahí. Ahora a pensar cómo leñe lo cazo, a ser posible sin matarlo para soltarlo por la calle, con sus colegas.
¡Mardito roedore!
ACTUALIZACIÓN I: Anoche cacé al ratoncito con una trampa que compré en una ferretería. La compré ayer mismo, justo antes de recordar que el Atreides se había ofrecido a ayudarme a construir una. Se me había olvidado por completo, ejem. Menos mal que no lo sabrá nunca porque no lee blogs a menos que le obliguen. Lo divertido del caso es que la trampa tenía un ganchito en el que colgar la comidita rica de cebo y que, al tocarla, soltaría la tapa de la jaula que se cerraría por acción de un muelle.
Tuve que levantarme tres veces a modificar el puto ganchito con unos alicates porque no había forma de que hiciera saltar la trampa. Menos mal que el ratoncito colaboró y, una vez apagadas las luces, volvía presto a meterse en la trampa a comer pan duro. Le dejé un cacho pan y un tapón de plástico lleno de agua, que el pobrecito llevaba casi una semana atrapado en mi habitación sin comer ni beber. Se lo zampó todo, menuda hambre arrastraba el condenao.
En fin, esta mañana he ido a soltarlo a una especie de parquecito nuevo que hay cerca. Como está entre el cementerio, el tanatorio, una gasolinera y una autopista, no hay nada de público ni paseantes, asi que espero que estará tranquilito.
Jo, ahora me da pena haberlo soltado. Me había acostumbrado a él. Snif.
ACTUALIZACIÓN II: Añadida un afoto del interfecto. Se ve fatal porque está hecha con móvil. Tengo que comprarme una cámara wena, leñes.
¡Mardito roedore!
ACTUALIZACIÓN I: Anoche cacé al ratoncito con una trampa que compré en una ferretería. La compré ayer mismo, justo antes de recordar que el Atreides se había ofrecido a ayudarme a construir una. Se me había olvidado por completo, ejem. Menos mal que no lo sabrá nunca porque no lee blogs a menos que le obliguen. Lo divertido del caso es que la trampa tenía un ganchito en el que colgar la comidita rica de cebo y que, al tocarla, soltaría la tapa de la jaula que se cerraría por acción de un muelle.
Tuve que levantarme tres veces a modificar el puto ganchito con unos alicates porque no había forma de que hiciera saltar la trampa. Menos mal que el ratoncito colaboró y, una vez apagadas las luces, volvía presto a meterse en la trampa a comer pan duro. Le dejé un cacho pan y un tapón de plástico lleno de agua, que el pobrecito llevaba casi una semana atrapado en mi habitación sin comer ni beber. Se lo zampó todo, menuda hambre arrastraba el condenao.
En fin, esta mañana he ido a soltarlo a una especie de parquecito nuevo que hay cerca. Como está entre el cementerio, el tanatorio, una gasolinera y una autopista, no hay nada de público ni paseantes, asi que espero que estará tranquilito.
Jo, ahora me da pena haberlo soltado. Me había acostumbrado a él. Snif.
ACTUALIZACIÓN II: Añadida un afoto del interfecto. Se ve fatal porque está hecha con móvil. Tengo que comprarme una cámara wena, leñes.