lunes, 31 de marzo de 2008

MEME RARO

La malvada Ghanima me endosa un meme desde su blog y como ya saben a mí me gustan los memes porque me dan algo que postear, que cuando uno no tiene vida pues no tiene nada que contar en su diario. La cosa va de contar cinco (5) rarezas raras mías y que además yo reconozca, claro. Los que me soportan de vez en cuando se sabrán mas. En fin, intentaré no mencionar las peores.

1 - Me gusta terminar de subir/bajar unas escaleras con el pie izquierdo. Muchas veces hago un intento de contar los escalones para calcular con qué pie debo empezar a bajar (o subir) para terminar con el izquierdo. Aunque esta es una manía que últimamente se me está pasando. La edad, imagino.

2 - Despues de comer me cuesta horrores decidir qué comeré o cenaré ese día. Porque no tengo hambre, claro. Es que se me hace difícil hasta ir a la compra. Mas de una vez al final me he quedado sin ir a por nada por eso, y he acabado royendo los muebles por culpa del hambre.

3 - Odio hacer cola. Si tengo que esperar para algo, a menos que sea muy urgente y no pueda evitarlo, me largo y vuelvo otro día. O no vuelvo. Aunque me quede sin ello.

4 - La luz me hace estornudar. Si miro hacia el sol o el día es muy luminoso me pongo a estornudar como un loco. Bueno, como una persona normal, pero mucho. A veces cuando me viene un estornudo y no termina de producirse, me basta con encender la luz y mirar a la lámpara para soltarlo tó.

5 - Floto como un corcho. Mis amigos, los más malérrimos, claro, me llaman Corcho-Man porque soy incapaz de hundirme. En una piscina, durante unas vacaciones, intentaron enseñarme a bucear y no hubo forma. Al final resultará que mis michelines no son de grasa sino de aire.

Hale, ya, como este meme tiene pinta de ser mu viejo solo se lo endoso al que quiera hacerlo. Pero que avise para echarle un vistazo, leñe.



lunes, 24 de marzo de 2008

PERVERSIDAD REMOTA

Hale, otra ENTrega* de mis relatos de épica absurda. Éste en concreto está ambientado en la actualidad, y parodia una película famosa. Disfrútenlo. O no.




PERVERSIDAD REMOTA
(EDICIÓN ESPECIAL)



Eran las 10:36 de la mañana. Me encontraba en mi despacho, con vistas a la gran manzana. Así la llamaban, pero no era más que un montón de sucios edificios. Estaba irrigándome el café cuando llegó el correo. Pensé en mi novia. Era imbécil. Todos me decían “pero si es diplomada en taumaturgia”. Si, era estudiosa, pero tenía que recibir los encargos por correo desde que le dije que le diera mi teléfono a un cliente. Luego no lo quiso devolver, el muy canalla. Es muy difícil mantenerse con una agencia de detectives, pero ese día recibí un trabajito enviado por el mismísimo Yun Jammónd, el multimillonario loco. Acudí a la cita. Fui en autobús, porque el presupuesto no me da para mas. Desde las ventanillas pude contemplar linchamientos de negros, atracos, asesinatos, polis apaleando hispanos sin motivo, bandas callejeras descuartizándose mutuamente... ¡Ah! América. El país de la libertad y las oportunidades. Dios lo bendiga.

Llegué a la cita en un enorme recinto de las afueras. Me esperaban. Los guardias, tras dejarme pasar, fueron abatidos por un ex boina verde que luego se suicidó, pero como no se metió conmigo no le hice caso.

- ¡Bienvenido, señor. Soy Yun Jammónd, su cliente! - el tipo que vino hacia mí a decirme eso parecía un viejo simpático, de no ser por sus grasas, sus ojos desorbitados, cada uno mirando hacia un lado, su continuo babear, su andar renqueante, su escasa dentadura, las manchas de sangre de su ropa, los ataques espasmódicos que le daban cada 68 segundos y medio, su voz tenebrosa, su sonrisa maliciosa, sus orejas puntiagudas y sus enormes narices. Por lo demás, bien. El gorrito con las orejas de conejo le daba un cierto aire juvenil.

- Encantado. Yo soy el detective Arratos - contesté.

- Bueno, espero que ahora sea detective.

- Perdón, ¿cómo dice? - algo empezó a olerme mal, y vi que había sido yo.

- Bueno, usted dice que es detective a ratos.

- No, no, es que yo me llamo Arratos, ¿comprende?

- Ya, ya. ¿Y cómo nos dirigimos a usted cuando no se llame?

- ¡No, no! ¡Yo soy Arratos! ¿Me comprende? ¡Soy Arratos!

- ¿Si? Bueno, yo me sentiría trastornado si sólo existiera la mitad del tiempo.

- ¡Aiiiigsfl! - sollocé, pero el anciano dejó de prestarme atención, y fue al grano.

- Bueno, vamos a aprovechar sus momentos de ser para explicarle todo. En este parque estamos llevando a cabo un experimento impresionante. Mírelo usted mismo - dijo. Miré por la ventanilla que señalaba y sólo pude ver que estaba muy sucia. Cuando se subsanó el error y la limpiaron un poco, miré al exterior y quedé anonadado. ¡Estaba viendo dinosaurios vivitos y coleando! Empezó a sonar una música triunfal, pero no la hice caso y me desmayé. Al rato me desperté. Me habían aplicado sales. Al parecer debieron necesitar muchas, porque la retención de líquidos había doblado mi peso. Traté de aclararme, pero ya estaba muy pálido.

- ¿Cómo, cómo lo han conseguido? - pregunté, aún a riesgo de parecer inculto.

- ¡Clonación! Ni más ni menos. Extrajimos ADN de las tripas de un montón de mosquitos fosilizados en ámbar, reconstruimos la cadena de aminoácidos injertando trozos del código genético de una mosca común y ¡hop!, dinosaurios vivos para abastecer la mayor cadena de hamburgueserías del mundo. Después de todo, no son más que pollos grandes - dijo el viejo. Fuera, un tiranosaurio trataba frenéticamente de levantar el vuelo, sin conseguirlo.

- ¿Y yo qué pinto en todo esto? - pregunté, tratando de hacerme el interesante.

- Sabemos mucho sobre usted, y creemos que es la persona ideal para el caso.

- Oigan, yo no entiendo nada.. - empecé a decir.

- Verá, se han escapado 9 clones de los que hemos creado en el laboratorio, y queremos que los encuentre y los traiga.

- Pues no es por nada, pero yo no entiendo nada de dinosaurios.

- De dinosaurios no, pero de esto sí. Son los clones que escaparon - me pasó una serie de fotografías en las que se veían escapando del laboratorio a... ¡No podía creerlo! ¡Eran Giman, Coñan, el Guerrero del Antifax, Dorimedonte Teodosio "el Nano", villanos le maten, Bárbara, Boing Bum Tchack, y los tres bardos gemelos! ¡Los héroes de mi juventud! Este era mi caso.

- No se preocupen. Han dado con el hombre apropiado - dije, disparando al aire para parecer más duro. La bala desapareció en el techo y desde arriba bajó un gemido ahogado.

- Jimmy, hay que contratar un nuevo técnico - le dijo Yun Jammónd a uno de los tipos que le acompañaban. Luego me acompañó a la salida. Volví a la ciudad, a iniciar la búsqueda. Llovía. Pensé en mi novia. Era gilipollas. Todos me dicen “pero si es doctora en Filatelia”. Era estudiosa, si, pero justo en un día de lluvia como éste se le ocurrió regalarme un teléfono móvil. Me compró 7 y no llegué a ver ninguno porque se le escaparon todos. Se dejó el sueldo del mes en eso. Si eso es ser lista...

Mientras, nuestros héroes acechaban en Central Park, sin saber qué hacer.

- Pues yo no recuerdo haberme metido nunca a monje - dijo Pipumpapumpí, el gemelo feo.

- No se, los recuerdos son borrosos - dijo el Guerrero del Antifax.

- Aigsfl - dijo Dorimedonte Teodosio "el Nano", villanos le maten, que estaba muy malito.

- Lo último que recuerdo es una inmensa nube de mosquitos, y luego aparecer en esa sala - dijo Giman, el cual se sintió amargado. Los bardos empezaron a cantar, pero se callaron a la primera paliza.

- ¡Qué sitio más extraño! - dijo el Parjolillo. Nuestros héroes decidieron investigar y adentrarse en lo desconocido. En ese momento, aparecieron unos domingueros en un Porsche y les mantearon a todos durante 326 horas. Su odisea empezaba mal.

Recibí la noticia de que del centro se habían escapado otras 5 criaturas en un Porsche, después de mantear a los guardias durante 163 horas. Si mis sospechas eran fundadas, las cosas iban a ir de mal en peor. Iba tan ensimismado en mis pensamientos, que no me di cuenta de que había atropellado a la banda de un desfile hasta que unos guardias me pararon para preguntarme qué era lo que llevaba en el capó. Insistieron en que les acompañara hasta la comisaría, pero a mí eso me olió mal. Y esta vez no era yo.

- Hoy hace buen tiempo ¿verdad? - dije, poniendo acento de checo.

- Por favor, ¿su nombre? - dijo el guardia poniendo acento húngaro.

- Soy el detective Arratos - dije con acento chicano.

- Pues ahora no debía de serlo, porque circulaba fatal - dijo en un perfecto inglés.

- ¿No debía de ser qué? - pregunté como un portugués erudito.

- ¿No es usted detective a ratos? - dijo con un leve acento mexicano.

- ¡Noo, yo me llamo Arratos! - respondí con la suavidad de una flor.

- ¿Y ahora se llama o tengo que dejar el nombre en blanco? - me preguntó como un esquimal.

- ¡No, maldita sea! ¡Yo soy Arratos! - le dije como un japonés enfadado.

- ¡Por Cromf, no existe siempre! - dijo el guardia, claramente asustado.

- ¡Noooo, noooo! - sollocé, desconsolado. Nadie me mima, nadie me quiere.

- ¡Condenado a una existencia intermitente! Y esa cantidad de acentos que tiene... ¡Además sufre personalidad múltiple! ¡Qué ser tan desgraciado! - se lamentó con acento alemán.

- ¡Noooooo, es que ese ES mi nombre! ¡¿Es que nadie lo entenderá nunca?! - lloré.

- Pero... ¡yo también estoy hablando con muchos acentos! ¡Es contagioso, estoy perdido! - dijo el guardia, que seguía a lo suyo. Le entró tal ataque de depresión que se tiró desde lo alto del Empair Esteit. Y cuentan que sobrevivió a la caída, porque antes de llegar al suelo le alcanzó un rayo que difuminó las nubes atómicas de su cuerpo y le otorgó el poder de volar, estirar las piernas y lanzar rayos Gamma por las orejas. Luego se puso un antiguo pijama verde que tenía, un mantel amarillo y una capucha de ninja y se hizo llamar Ultramegaman. Pero esa es otra historia y ahora no tengo ganas de contarla. Yo, por mi parte, me fui también terriblemente amargado. En ese momento unos domingueros se apearon de su Porsche y me mantearon durante 367 horas seguidas, durante las cuales unos jubilados se apalearon unos a otros. Cuando se fueron, los del Porsche me dejaron al lado de los cuerpos de los ancianos que habían sucumbido a la ley de la selva. En ese momento vinieron unos polis, que sólo me vieron a mí en el lugar de los hechos. Como era pobre, y no podía comprar la presunción de inocencia, me detuvieron por asesino de masas. No tenía coartada. Estaba perdido.

Mientras, en la ciudad, nuestros héroes caminaban por la calle. Nadie se fijaba en sus armaduras ni en el resto de su equipo porque cosas más raras se veían por ahí. Nuestros héroes aprovecharon para comerse una manzana, dejando a más de 600 familias sin hogar. Las masas enfurecidas se lanzaron contra ellos, pero vieron a un grupo de negros y decidieron lincharles a ellos. Nuestros héroes, por su parte, cuando pudieron huir de la multitud se dedicaron a patear al Nano, el cual mostró a gritos su desacuerdo con esa decisión. Tras este turbio asunto, entraron en un bar. La gente bebía tranquila y no les hizo mucho caso, excepto el típico machito barriobajero que se acercó al Nano y empezó a patearle. Al verlo, nuestros jirous (heros) se acercaron a él y le ayudaron a patear al Nano. El resto del bar, al ver la pelea, empezaron a pegarse unos con otros sin orden ni concierto. El machito, al ver que nadie le hacía caso, se deprimió muchísimo y se marchó del lugar. Y cuentan que, andando, chocó contra una pared sin darse cuenta, por lo que siguió caminando aunque sin moverse. Un apasionado del mundo de la informática le vio y patentó la idea para luego emplearla en gran cantidad de videojuegos. Pero esa es otra historia y ahora no quiero aburrirles con ella. Mientras, en el bar, el Guerrero del Antifax intentaba detener la pelea, pero un tipo que llegó en ese momento vestido de Rambo y armado con un subfusil fue más rápido, y les calmó a todos vaciando el cargador sobre ellos. Cuando el tipo se fue, nuestros héroes miraron a todos los clientes ahí tirados en el suelo. En ese momento llegó la policía, y como sólo les vio a ellos, les detuvieron por asesinos de masas.

Arratos no se lo podía creer. Estaba allí, con los héroes de su juventud, los 10 juntos. Era increíble. Siempre había soñado con vivir aventuras con ellos, conocer a Bárbara, patear al Nano... pero lo que nunca imaginó es que fuera a parar con ellos a la cámara de gas como asesino de masas. Tenían que escapar de ahí. Como fuera.

- Escuchadme. Debemos escapar de aquí. Como sea - dijo Arratos con cara de saber mucho.

- Tienes razón, compañero. Por cierto, yo soy Coñan, el bárbaro. Me llamaron así porque a mi primo le gustaba el zumo de frutas. Estos son mis compañeros - dijo Coñan.

- Les conozco - dijo Arratos pateando al Nano. No se lo podía creer. Su sueño dorado.

- ¿Y tú cómo te llamas? - preguntó Pipumpapumpi, el gemelo normal.

- Yo soy Arratos - dijo ídem dándose cabezazos contra la pared al antiguo estilo.

- ¿Y qué ocurre cuando no existes? - dijo Giman mientras trataba de desclavar una baldosa del techo.

- ¡Aiiiigsfl! - sollozó Arratos, libre de todo entendimiento.

Justo en ese momento fueron a buscarles a las celdas. Dos gorilas les sacaron de la celda a patadas.

- Urg, urg - decían los gorilas comiéndose sendos plátanos.

- ¡Ahora! - gritó Arratos lanzándose contra los gorilas. Después de que éstos le hubieran dado una soberana paliza, nuestros héroes decidieron intervenir. Se lanzaron contra los gorilas y los redujeron, convirtiéndolos en chimpancés. Y cuentan que estos dos chimpancés fueron capturados por un empresario de circo retirado que, arrepentido por el trato que les dio a los animales en su vida, se tomó un bebedizo que habría de sumirle en un trance semejante al de la muerte, hasta que un beso de amor le despertara. Como los chimpancés no sabían dar besitos, se liaron a bocaos con él, hasta dejarlo mondo y lirondo. Cuando el empresario despertó y vio lo que le había pasado, decidió ganarse la vida actuando de extra en películas de terror. Pero esa es otra historia, y por lo demás bastante tediosa.

Mientras, nuestros héroes corrían hacia la salida del edificio. Al salir al exterior, vieron que el patio estaba plagado de guardias armados hasta las glándulas suprarrenales.

- ¿Y ahora cómo salimos? - dijo el Nano, y le pegaron.

- Habrá que vencerles - dijo el Guerrero del Antifax.

- ¡Pero eso es imposible! - dijo Arratos. Todos le tenían lástima porque no existía más que la mitad del tiempo.

- ¿Qué te apuestas a que les venzo? - dijo el Guerrero del Antifax, y les venció.

- ¡Vía libre, muchachos! - dijo el Nano, y le pegaron. Escaparon en un furgón de la policía que robó Arratos. Pero una vez dentro, y a pesar de ser el que tenía más idea, no le dejaron conducir.

- ¡Pero si esto está chupado! - dijo Boing Bum Tchack, mientras provocaba el caos por las calles. La policía les puso un montón de multas, pero como el furgón era de la policía, ésta adquirió una enorme deuda consigo misma y se autoarruinó. EEUU quedó sin ley. Debido a ello, las calles se llenaron, aún más, de violencia. Se desató el caos y aparecieron un montón de héroes musculosos que sabían artes marciales y salvaban chicas. Los grupos subversivos se apoderaron del país, asaltaron el pentágono, pero como no sabían de matemáticas, no supieron usarlo, por lo que causaron una guerra nuclear que devastó la vida sobre la tierra. Con excepción de unos microorganismos que merced a la radiación mutarían hasta formar nuevas especies.

Pero de momento las multas aun no eran efectivas, y el Parjolillo huyó al desierto.

- ¿Y ahora qué hacemos? - dijo el Nano, y le pegaron.

- Deberíamos intentar llegar al Centro de Investigaciones Científicas. Allí es posible que encontremos alguna solución a nuestros problemas - propuso Arratos, y le pegaron por listo.

- ¡Efto ef indreíble! ¡Bi fueño forafo! - dijo Arratos, mientras se retorcía en el suelo de la furgoneta. A pesar de todo, decidieron hacerle caso, y se encaminaron hacia el centro ese. Estaba fuertemente protegido, que para algo era un centro militar.

- ¿Cómo pasaremos ahí? - dijo el Nano, y le pegaron.

- Tenemos que evitar que nos reconozcan - dijo Pipumpapumpí, el gemelo feo.

- Pero si no nos conocen - dijo Arratos.

- Ah, pues entonces vamos - dijo Giman, y se lanzaron a la carga. Los guardias dispararon contra ellos, pero como no conocían las armas de fuego, nuestros héroes no les hicieron caso y acabaron con ellos. Arratos, en cambio, si las conocía, y les hizo mucho caso. Demasiado.

- ¿Qué haces ahí tirado, perdiendo el tiempo? - le dijo Coñan, lamiéndose un sobaco.

- ¡Aaaiiiigsfl! - dijo Arratos, retorciéndose en el suelo.

- Grooouaaarfs - dijo Pipumpapumpi, mientras Bárbara le obligaba a tragarse su escoba de través.

- ¡Adelante, el camino está libre! - dijo el Nano, y le pegaron.

En la sala de mando, el doctor Zumbao no podía creer lo que veía, así que se volvió ateo. No conocía a los individuos que tras cargarse a los guardias se pusieron a gatear por las paredes, pero no les perdonaría que le quitaran la fe. Inmediatamente, hizo los preparativos finales.

Mientras, nuestros héroes se encontraron ante una encrucijada de pasillos.

- ¿Hacia dónde vamos? - preguntó Coñan. El Nano no dijo nada, pero le pegaron de todas formas. Sin poder elegir un camino en concreto, decidieron seguir a una manifestación contra la caza de gorriones, que pasaba por allí. El doctor Zumbao estaba a punto de acabar cuando la manifestación irrumpió en su laboratorio. Pasó de largo, pero nuestros héroes no.

- ¡Alto ahí, villano! ¿Qué es lo que tramas? - dijo el Nano, y le pegaron.

- ¡Me apoderaré del mundo, y no podréis detenerme! - dijo Zumbao con cara de eso, de zumbao. Apretó un botón muy siniestro, pero que no valía para nada, y huyó en dirección al Nano, que como estaba hecho un asco, no le paró.

- ¡Si es que no vales para nada! - le dijeron sus amigos mientras le pateaban las tripas. Luego siguieron al malo. El Parjolillo le lanzó un sortilegio y éste sintió añoranza por su tierra.

- ¡No me separéis de mi patria! - sollozaba Zumbao mientras nuestros héroes le apresaban fácilmente. En ese momento entró Fatman por el techo, triunfalmente.

- ¡Ríndete, Zumbao, en nombre de la verdad, la justicia y el modo de vida americano! - vociferó al caer al suelo con toda su masa. Cuando vio que ya lo habían apresado se deprimió tanto que decidió suicidarse prestándose a experimentación científica. Nuestros héroes habían salvado al mundo. Decidieron usar un hechizo del Parjolillo para regresar a su tiempo. Arratos estaba desolado.

- Por favor, llevadme con vosotros. Siempre desee compartir vuestras aventuras. Además, aquí me buscan por asesino de masas. Quiero ir con vosotros - dijo Arratos. Nuestros héroes, emocionados, le dieron tal paliza que se le quitaron las ganas de acompañarles. Y cuentan que después de aquello no volvió a ser el mismo, y recorrió el mundo en busca de su destino, hasta que se encontró con un anciano muy sabio que le enseñaría artes marciales y a salvar chicas. Pero esa es otra historia y ahora no hay sitio para contarla. Mientras Arratos se retorcía en el suelo por el dolor, our jirous se prepararon para la marcha. En el momento en el que Boing Bum Tchack lanzaba el hechizo, unos domingueros se apearon de su Porsche y les mantearon durante todo el viaje de vuelta y 236 horas más. Un instante después de que desaparecieran, las multas se hicieron efectivas.


FIN




* Si, es un chiste de ents. ¡Todo un clásico!

miércoles, 19 de marzo de 2008

MEME CHACHI

La malvada Lorzagirl ha puesto en su blog un meme sencillito y ha invitado al que quiera a que lo haga también. Por lo visto después de hacerlo, por razones que no he acabado de entender, uno es "chachi", cosa que al parecer es buena y deseable, asi que aunque no me ha tagueado me apunto a hacerlo ¡ea!

Y no puede ser más sencillo: hay que colgar el youtube que más hayas visto. Lo malo es que yo no suelo tirar mucho de youtube, pero al final recordé que sí que hay un video que he visto unas cuantas veces. No muchas pero mas que cualquier otro.

Y es éste.



Hale, ahora viene la parte divertida, la de endosarle el marrón a otros. A ver... así al azar... Deedlit, Ana Mars y Aranluc. Mmm ahora me fijo que la mayoría de los blogs que tengo enlazaos son de nenass.


¡Hecho! ¡Ahora soy chachi! ¡Yuju!


martes, 11 de marzo de 2008

SERENIDAD IGNOTA

Otra entrega de mis relatos épicos. Ahora que los estoy releyendo me doy cuenta de que dejar de escribirlos porque empezaba a repetirme fue una excusa. Desde el principio me estaba repitiendo, maldita sea. Esto parece la serie del Equipo A, todos los capítulos son iguales.

En cualquier caso, ahí va el siguiente.









SERENIDAD IGNOTA
(EDICIÓN ESPECIAL)


Eran las 11 de la mañana. El Sol rugía alegremente. En la taberna “el carnero negro” la cerveza corría a raudales, arrastrando todo a su paso. Hombres, mujeres, casas. Todo.

- ¡Vamos a morir! - gritó Coñan mientras era arrastrado hacia el negro abismo. Los que no morían ahogados, lo hacían aplastados contra algún obstáculo o presas de una intoxicación etílica aguda. Eso sí, todos estaban la mar de contentos. Pero todo tiene su final en esta vida, y la cerveza no es una excepción. Nuestros héroes pudieron evitar que la cerveza les arrastrase muy lejos. No así un joven anciano que vio como la espumosa marea le arrastraba hacia otros países, hacia otros mares. Y cuentan que un pescador le vio flotando en el mar y, tomándole por una sirena, lo ensambló al techo de una ambulancia, donde fue feliz hasta el fin de sus días. Pero esa es otra historia y no me pagan para contarla. Volviendo al pueblo donde estaban nuestros héroes, sus gentes volvían a su vida cotidiana. Tendrían que reconstruir el pueblo, pero hay que mirar la vida con alegría. Los héroes volvieron a la taberna. Giman se abalanzó sobre su espada en un vano intento de desclavarla del techo. Sí, todo volvía a la normalidad.

- Lo ‘iento, ‘eñore’, pe’o aho’a tend’a que ‘e’ vino - dijo el tabernero de la posada, que ahora se llamaba Magumba.

- Me fastidian los momentos de tranquilidad. Yo quiero acción. - dijo Coñan, el bárbaro. Le llamaban así porque llovía cuando nació. En ese momento, la puerta de la posada se abrió. Allí, erguida, se recortaba la silueta encapuchada de un siniestro personaje que contemplaba la escena. Pasó al interior de la taberna. Parecía estar herido, así que nuestros héroes le acuchillaron para asegurarse.

- ¡Ahora fijo que está herido! - dijo el Guerrero del Antifax mientras observaba la agonizante figura del encapuchado retorciéndose en el suelo de la taberna. De repente, nuestros héroes se dieron cuenta de que llevaba un papel en la mano izquierda.

- ¿Qué diablos pondrá? - se preguntó Pipumpápumpi, el gemelo guapo, mientras recogía la nota.

- Bueno, ¿qué pone? - le preguntaron sus compañeros. Ninguno pareció advertir que el encapuchado llevaba cinco flechas clavadas en la espalda.

- A ver, dice... ¡rayos, es una trampa! - gritó Pipumpápumpi leyendo la carta. Instantáneamente, los héroes formaron barricadas con las mesas, las sillas y algunos clientes, mientras el resto huían despavoridos, pisoteando a una vaca que no pintaba nada allí, sino que estaba esculpiendo. El tabernero empezó a gritar y lamentarse de sus problemas de segregación en el pueblo. El Parjolillo comenzó a acumular asaltos de concentración, cosa que nadie sabía qué significaba. Giman trataba de desclavar...

- No, no, si es que aquí pone eso - aclaró Pipumpápumpi mostrando la nota.

- Ggggmmmmmmm - gemía Giman ante el rudo esfuerzo que efectuaba.

- ¿Y ahora cómo averiguamos lo que quería este individuo? - dijo el Guerrero del Antifax mientras degollaba a un señor que pasaba por allí. En ese momento la figura encapuchada, a la que ya le había dado tiempo a que se le curasen los flechazos y todo, se incorporó. Se quitó la capucha y todos vieron que se trataba de una bellísima mujer, pero la pegaron de todas formas. Casi sin resuello, la mujer consiguió pedirles ayuda.

- ¡Agfs! ¡Necesito vuestra ayuda! – Dijo.

- Haberlo dicho antes. ¿Qué deseas, bella mujer? - dijo Coñan mientras Giman gemía.

- Unos villanos han raptado al Nano, y yo temo por su vida - dijo la desconocida.

- ¡Podrían ser los de la profecía! - dijo Pipumpapumpi, el gemelo normal.

- ¡Debemos rescatarle! - dijo Boing Bum Tchack, y le pegaron.

- ¿Sabes dónde están? - le preguntó Coñan a la mujer, que se llamaba Tiab Uena.

- No, pero qué más da - respondió la mujer.

- Tienes razón, qué diablos - dijo el Guerrero del Antifax, y todos se pusieron en marcha.

- Quizás deberíamos preguntarle al rey Pringasaltos 4º, por si les conoce - dijo Coñan. Pero el rey no les conocía, así que le prometieron presentárselos a la menor ocasión. Mientras se alejaban del castillo del rey, éste era reducido a cenizas por un incendio. Sin muchas esperanzas, prosiguieron su camino. Pronto anocheció.

Giman montaba la guardia, depilándose el culín, cuando creyó notar como si de pronto millones de almas gritasen de terror, y luego se produjera el silencio. Pero lo achacó a la fabada de la cena. Por la mañana, como no pasaba nada interesante, decidió apalear a sus compañeros. Tras dos meses de soldar güesos, continuaron camino. Marchaban por el desierto de Aabubabuba, llamado así porque el que le puso el nombre tenía epilepsia en los labios. De pronto, unos domingueros se apearon de su Porsche y les mantearon a todos durante 32 horas. Cuando se alejaron, nuestros héroes se desahogaron pateando al Parjolillo. Éste empezó a sentir la necesidad urgente de liberar al Nano.

- Hemos perdido mucho tiempo, debemos darnos prisa - dijo Tiab Uena. Y tenía razón. Inmediatamente, los héroes cabalgaron lo más rápido que pudieron.

- ¿Falta mucho para llegar? - preguntó Coñan.

- Pregúntaselo a la enterá - dijo Giman depilando a su caballo.

- Ouaaaargfs - propuso Bárbara, pero no le hicieron caso.

- ¿Y a mí qué me contáis? - dijo la enterá, que no era otra que Tiab Uena. Aceleraron el ritmo. No tardó mucho Giman en adelantar a sus compañeros, pues ahora su caballo ofrecía menos resistencia al viento. Giman fue el primero en ver al anciano que se pegaba sartenazos en la vista a un lado del camino. Decidió ir a preguntarle, mientras venían los otros.

- ¡Salud! - díjole Giman al anciano.

- ¡Atchís! - respondióle el anciano a Giman.

- ¿No sabréis por casualidad el paradero de unos villanos...? - empezó a decir Giman.

- ¡Claro, hombre! ¡Cómo no! - respondió el anciano. - Mire, siga todo recto por este camino. Cuando llegue a un cruce, verá un poste con 4 flechitas apuntando a 4 direcciones. Quémelo. Continúe hacia la izquierda hasta que se aburra. Descanse, y continúe hasta otro cruce en el que encontrará un carro tirado por bueyes. Dígale al conductor que vuelva, que se va a enfriar la sopa. Allí, tuerza a su derecha, siga todo recto, y en una cueva iluminada por farolillos de verbena, ahí es. Tenga cuidado, pues su jefe es un brujo muy poderoso.

- ¡Papá! - gritó Giman, en un arrebato de tristeza. Le abrazó con todas sus fuerzas, produciéndole por todo el cuerpo traumatismos de pronóstico grave.

- Lo siento, papá, pero debo irme. Es mi deber - dijo Giman, el cual se sintió emocionado.

- Mal...dito...cabrón...argfs - sollozó el padre. Pronto se produjo la triste separación. Cuando les alcanzaron sus compañeros, el grupo continuó viaje alegremente. Tiab Uena ya no les acompañaba, pues habiendo realizado su buena acción poniendo sobre aviso a los amigos del Nano, decidió partir hacia otras tierras a combatir el mal allí donde apareciera. Y cuentan que en su vagabundeo llegó hasta la casa de un leñador que le pidió ayuda, le invitó a su mesa y le dio a comer judías. Éstas le produjeron tantos gases que la bella heroína se infló como un globo y se elevó hasta los cielos, donde una raza alada la utilizará como pelota de tenis hasta que algún héroe consiga llevarle un poco de bicarbonato. Pero esa es otra historia y no puede ser contada ahora.

Mientras, nuestros héroes cruzaban un río en su camino hacia la cueva de los malos. Por un momento Bárbara creyó ver cómo un pescador sacaba a su padre de en medio de un banco de barbos, pero hizo como que no lo vio. Llegó la noche, y los búhos comenzaron a cantar:

- Yo salgo de mi fosa todos los dias
y en Recoletos
me subo a los estribos de los tranviaaaas.
Y a las gachís que van
con un gabán de piel,
les digo dándoles con un hueso en un muslo:
“¡Vaya mujer chipén! ¡Vaya mujer chipén!”

Por la mañana, nada más levantarse, todos se dedicaron a arrancarle los pelos del cuerpo al Parjolillo, a lo vivo y con la sola ayuda de sus manos desnudas. Mientras gritaba, Boing Bum Tchack comprendió que en estos momentos desesperados lo más importante era rescatar al Nano.

Siguiendo las indicaciones del anciano, llegaron hasta los dos cruces, el conductor del carro y, al final, hasta la cueva iluminada con farolillos de feria que formaban las palabras “Guarida de los malos”. Al fin habían llegado. Giman empezó a depilarse el sobaco. Al fondo del valle, veían que la entrada de la gruta tenía guardias. Muchos y fornidos orcos.

- ¿Y ahora qué hacemos? - preguntó Pipumpápumpi.

- Debemos entrar ahí - contestó el Guerrero del Antifax, muy convencido.

- Oouuuaargggffffs - dijo Coñan mientras los bardos le mordían los pies.

- Grauargfs ungrrr broargfsl - dijo Bárbara con entusiasmo.

- Nuestro deber es rescatar al Nano - dijo Pipumpapumpi, el gemelo normal.

- ¡Aiiigsfll! - aulló Boing Bum Tchack cuando le empezaron a patear. De todos, él era el que más necesitaba rescatar a su amigo Dorimedonte Teodosio "el Nano", villanos le maten. Así las cosas, idearon un magnífico plan para entrar en la cueva sin ser vistos. Era muy sencillo. No podía fallar.

Las celdas de la guarida eran lóbregas y siniestras. Allí habían sido arrojados nuestros héroes después de que los orcos les sorprendieran intentando llenar su cueva de conejos. Había un montón de esqueletos, pero no sabían de qué eran. Una gran puerta de madera de roble cerraba la celda. Por lo demás, el sitio era acogedor.

- ¿Y ahora cómo salimos de aquí? - preguntó Coñan.

- Por la puerta - dijo el Parjolillo, y le pegaron.

- No es mala idea - dijo Giman. Se acercó a la puerta y se la comió.

- ¡Somos libres! - gritó el Guerrero del Antifax. Salieron cautelosamente de la celda y comenzaron a vagar por los pasillos, sin ver nada de interés. Al final, terminaron por aburrirse y se echaron a dormir. Al despertar, se encontraron frente a frente con el temible brujo Arraflaflás, rodeados por una horda de rugientes orcos.

- ¡Habéis osado desafiarme...! - empezó a decir el brujo, pero con los rugidos de los orcos no se oía nada. Así que los exterminó a todos. El brujo quedó muy aliviado. Aprovechando la distracción, los bardos gemelos le mordieron un pie al brujo.

- ¡Aaaaargh! – Gritó el brujo mientras pataleaba para que se soltaran.

- ¡Ahora! - gritó Giman, el cual se sintió desgraciado. Boing Bum Tchack atacó.

- ¡Villano, probarás mi poder! - dijo, y lanzó un sortilegio contra el brujo, al que le creció un boniato en un ojo.

- ¡Arrg, maldito! - vociferó el brujo, lanzó contra el Parjolillo un hechizo y le creció en su anca izquierda una boca cantora que actuaba sola.

- Yaast siiinguin in de rein, yast singuin in de rein.
Yast colding and filding, aim japi eguein.
Yast singuin, and dansing in de reiiin, duduaa.

- ¡Maldito, toma esto! - Boing Bum Tchack volvió a lanzar un hechizo contra el brujo, el cual echó raíces. Ahora estaba inmovilizado, pero no indefenso. El Parjolillo se cayó por culpa de un Do de pecho.

- ¡Esto no acabará así! - el brujo lanzó un nuevo hechizo contra el Parjolillo, y éste se sintió desolado. El brujo había polarizado negativamente la parte de su cuerpo correspondiente a la proyección de su mitad superior por el plano axial sobre una superficie tetradimensional atravesada transversalmente por dos haces divergentes con origen en la normal sinoidal de su eje vertical. No es que Boing Bum Tchack sintiera nada especial, pero era una faena que te hicieran eso. De modo que redobló sus esfuerzos y al brujo le crecieron un nabo, una zanahoria, una alpargata y un sapo adulto en los lugares más insospechados. Arraflaflás se abstuvo de hablar y contraatacó. El Parjolillo notó cómo actuaba sobre él el sortilegio más humillante para aquellos que no cuidan su línea, pues de pronto sus michelines empezaron a sufrir convulsiones que le impedían conservar el equilibrio y una vez en el suelo le hacían reptar como las serpientes. Pero Boing Bum Tchack era un mago muy experimentado y aun en esa situación pudo lanzarle otro sortilegio al brujo, al que le crecieron dos locutores constipados en los hombros. Aquello fue la gota que colmó el vaso. Arraflaflás lanzó un último encantamiento contra el Parjolillo, y éste se volvió tan tímido que fue incapaz de recitar hechizos en público. Arraflaflás había vencido.

- ¡Ahora si te he vencido! - corroboró el brujo. Dándoles collejas a los locutores de sus hombros para que se callaran, Arraflaflás se acercó a los héroes, indefensos ante su magia. Era el fin. No había escapatoria. Por suerte para nuestros héroes, de repente el brujo entró en combustión espontánea.

- ¡Esta vez nos hemos librado por poco! - dijo Coñan contemplando cómo el brujo se consumía. No tardaron mucho los héroes en llegar a las celdas y rescatar al Nano. Parecía estar bien.

- ¡Muchas gracias por salvarme la vida, chicos! - dijo el Nano, y le pegaron.

- ¡Por fin todos juntos de nuevo! - dijo alegre el Parjolillo mientras con sus ancas pateaba a Dorimedonte Teodosio "el Nano", villanos le maten.


FIN



sábado, 8 de marzo de 2008

OUT OF THE FARM

Si miran en la sección Webcomics de este su blog, a la derecha algo mas abajo, verán unos cuantos enlaces a varias páginas con tiras cómicas online. Tres de ellas pertenecen al bueno de TerminAitor, autor prolífico donde los haya, y son series que sigo con bastante asiduidad. Pero tiene una cuarta, encima escrita en inglés, que publica de forma irregular en su galería de DeviantArt. El título de esta serie adorna este artículo, y como indica transcurre en las afueras de una granja, donde sus cuatro protagonistas, una comadreja, un jabalí, un aligator y una zorr... una hembra de zorro, intentan ganarse el sustento fuera de la granja y, a ser posible, dentro. Y mas de una vez lo consiguen, ésta no es una serie al uso en la que el depredador no muere de hambre nadie sabe por qué.

Hace poco el autor (o sea, Termi) ha hecho un llamamiento a todo aquel que quiera colaborar en la tira número 10 haciendo un dibujo de los cuatro protagonistas. El único requisito es que han de aparecer corriendo, y yo, miren por dónde, he decidido participar. El resultado lo pueden ver a continuación.


miércoles, 5 de marzo de 2008

NO LO CONSEGUIRÁN


Y mira que se están esforzando, los muy cabrones. Con sus malditos debates televisados, con sus estúpidos cuentos de niñas indefensas que pueden acabar sodomizadas por hordas de homosexuales si gana el contrario, que si han dao empleo, que si España se rompe... y todo convertido en un despropósito.

Señores políticos, ya que encauzan sus campañas de esta guisa, y no con la seriedad que se merecería, al menos cambien de asesores, caray. Pidan consejo a gente de la talla de Faemino y Cansado, o Martes y 13, o Cruz y Raya, o Chiquito de la Calzada. Porque si todo va a ser un chiste, hay un partido que les lleva ventaja, el Partido Hache, que ya está, directamente, compuesto por humoristas.

Pero no lo conseguirán, señores. Pueden convertir esto en un circo de mal gusto, pero el 9 de Marzo yo iré a votar. Aunque caiga granizo como huevos de avestruz. Rianse cuanto quieran de la democracia, desprecienla con su estúpido teatro del absurdo, pero yo ahí estaré, ejerciendo el único derecho que parece que nos queda, despues de que nos hayan arrebatado el del trabajo y la vivienda digna y tantos otros mas.

Pero sobre todo, iré porque ya sabemos a qué bastardos hijos de pputa les conviene mas que la gente no vote.