domingo, 27 de enero de 2008

MAMUT

Supongo que quien mas quien menos conocerá a Summer Glau. Era una de las protas de Firefly, una serie tan buena que se vieron obligados a cancelarla, y Serenity, la peli que completaba la historia de dicha serie. Ambas muy recomendables, aunque al final se acabe convirtiendo en un remake mal disimulado de Buffy la Cazavampiros (chiste privado, no traten de entenderlo).

A un servidor le cae bien dicha actriz, por su talento interpretativo y su presencia en la pantalla (bueno, y porque está de toma pan y moja), asi que buscando entre su filmografía me topé con la película que nos ocupa: Mamut.

El film pertenece al género de mostruos. Así, sin ene. Todos hemos visto una alguna vez. La gente vive tan tranquila cuando de pronto aparece un bicho o bichos feos, grandes y normalmente indestructibles que se dedican a descuartizar a todo el mundo porque no tienen nada mejor que hacer. Ésta en concreto trata sobre la amenaza de un mamut zombie, poseido por un extraterrestre, que absorbe el alma de la gente con la trompa. Les dejo un ratito para que lo asimilen.

En un museo de una ciudad norteamericana, de cuyo nombre no quiero acordarme, se están preparando para exponer el cadáver congelado de un mamut. El bicho en cuestión todavía se halla dentro de un cubito de hielo del tamaño de una casa (de las grandes, no de las de protección oficial) en la sala de exposición. Supongo que si no lo tienen en una cámara frigorífica será porque en ese lugar son de los que ponen el aire acondicionado al máximo, si no, no me lo explico.

Este tipo que ven a la derecha es el doctor Frank Abernathy (interpretado por Vincent Ventresca. Pobre hombre, llamarse como un cacho de pescao...), encargado del susodicho mamut. Nos es presentado como un sabio despistado y algo torpe, aunque sin caer en el exceso, adicto al trabajo y además padre de una hija a la que siempre está defraudando por aquello de que se olvida de que existe. Lo típico, vaya. En la foto sostiene una gema azul que acaba de sacar del hielo y que además ha emitido una onda por el espacio interestelar al tener contacto con el aire. O algo así.

Las ondas llegan hasta un OVNI que pasaba por ahí y éste suelta una esfera en dirección a la tierra. Observen las antenitas con las chispas moviéndose por toda su longitud. Toda una declaración de intenciones. En este momento comienza la secuencia de créditos de la película, casi lo mejor del film.

El doctor vuelve a armarla olvidándose del cumpleaños de la ninia y ésta última nos es presentada. No tiene mucha relevancia, es la clásica adolescente de este tipo de películas, a la que su abuelo está convirtiendo en una friki.

El abuelo es otro personaje importante. Un absoluto creyente de los ovnis y toda su parafernalia es una de esas personas que escucharían embelesadas todo lo que Fox Mulder tuviera que decirles. Apasionado de la ciencia ficción barata, no para de citar películas de serie B en todo momento. Su paranoia le llevará a pensar que la Tierra está sufriendo una invasión de monos del espacio. La razón, más adelante.

El abuelo está interpretado por Tom Skerrit, el tipo que hizo de Dallas en Alien, el octavo pasajero, y salvo su gusto por los temas magufos, es de los mas sensatos que aparecen en la película.

Por fin, la sonda alienígena llega a la tierra en forma de meteorito y, guiada por la gema azul, se estrella en pleno museo. Un ente de pura energía sale de la esfera y se mete en el mamut que, por supuesto, se cobra la primera víctima en la figura de un guardia, al que le esnifa el espíritu.

A partir de aquí, el bueno del mamut desaparece, empleando por primera vez su sorprendente habilidad para camuflarse. Al fin y al cabo, se trata de un elefante de cuatro metros y mas de 15 toneladas, cuyos pasos hacen retumbar la tierra, que se larga tan campante de un museo situado en el centro de una ciudad y a plena luz del día. Dicha habilidad la empleará mas veces a lo largo del metraje.

El buen doctor encuentra otra excusa perfecta para justificar el haberse olvidado del cumpleaños de su hija "lo siento, cariño, ha caído un meteorito en el museo", cuando aparece el sheriff con sus dos ayudantes. Por supuesto, ya que hay un muerto, se hacen cargo de la investigación mientras hacen gala de su campechanía, casi igual que la de un monarca europeo moderno.

Pero el asunto permanece poco tiempo en sus manos. En seguida aparecen dos individuos vestidos de negro, que dicen pertenecer al gobierno y que se hacen cargo de la situación en el momento. Debían de pasar por ahí cerca, porque no tardaron nada en llegar.

Mientras, el abuelo arregla un poco el desaguisado del padre, regalándole a su nieta un volkswagen escarabajo rojo, para que estrene su carnet de conducir. Y en buen estado, además. El coche, por cierto, se llama Klaatu. Como he dicho antes, el abuelo es un friki de cuidado.

La niña decide fugarse esa noche con su novio a una fiesta que dan en el bosque (¡qué inesperado giro de los acontecimientos!) aprovechando que pueden ir en coche. El buen doctor les ve largarse y decide ir en su busca justo cuando llegan el hombre y la mujer de negro a tener una charla. Frank les convence de que le lleven a buscar a su hija descarriada en su coche mientras le cuentan lo que sea.

Por supuesto, el mamut aparece en la fiesta y se lia a trompazos, pisotones y churrupaítas. En este momento por fin la protagonista femenina hace lo que mejor saben hacer las heroínas de acción. Chillar como locas.

Los Men in Black y el buen doctor, guiados quien sabe por qué instinto paternal, llegan a la zona de la fiesta y recogen a los críos. No sin antes toparse con el mostruoso mamut y brindar la oportunidad a los agentes del gobierno de hacer gala de su armamento energético ultramoderno. Esas cosas raras que se ven en la imagen son las ondas de energía que emanan del arma.

A partir de aquí la película se vuelve algo confusa, y tanto el mamut como los protagonistas se pierden de vista unos a otros con asombrosa facilidad. Mientras unos van en busca del abuelo, el otro decide asolar la ciudad, visto que el bosque era mas aburrido, y se topa con un tipo disfrazado de gorila, figura mítica que no debe faltar en ninguna película de bajo presupuesto. Del trompazo que le pega al pobre hombre le manda directamente al tejado de la casa de los protagonistas, donde se empala con la antena de televisión y cae atravesado al jardín. El abuelo, al verlo, llega a la lógica y congruente conclusión de que nos están invadiendo monos del espacio.

Nuestros héroes se dirigen a la comisaría pensando en una forma de detener al mostruo. Afortunadamente, resulta que el médico forense del lugar conserva en un congelador su mano izquierda poseída por otro alienígena igual y les da la clave para vencerlo: el frío. Menos mal, si llega a ser un forense cualquiera se nos mueren ahí mismo, sin descubrir el punto débil de la criatura. Para devolver la mano a la vida la descongelan en un microondas. Un tipo práctico, sin duda.

Como resulta que si no se cargan al mamut el gobierno se los cargará a ellos para evitar la contaminación alienígena y todo eso, deciden ir a por él tendiéndole una emboscada en una fábrica donde disponen de todo lo necesario para encerrarlo y congelarlo. Frank sale al exterior para atraerlo usando la gema azul a modo de gps. Una vez mas, el mamut zombie alienígena demuestra que, además de todo lo antes mencionado, posee habilidades propias de un ninja, plantándose delante del doctor sin que éste note que se le acerca.

La conclusión de la historia veanla por ustedes mismos, que la peli vale al menos un visionado. No es ninguna maravilla pero al menos no comete el error de otros productos similares de tomarse en serio a sí misma. Es un despropósito desde el principio y no lo ocultan, y hasta consiguen que los personajes resulten entrañables. La única pega que le veo son algunas muertes de algún que otro personaje importante que rompe el ambiente festivo del resto.


jueves, 24 de enero de 2008

¡Subiendo!

El otro día, despues de ir a ¡otra! entrevista de trabajo, me paseé un ratillo por el centro, a imbuirme del espíritu consumista que mueve este mundo en el que vivimos. Pero sin gastar nada, claro, que para eso hace falta moneda de curso legal. Y ahí, en el Tajo Sajón de Preciados, estaba yo mirando la sección de películas y televisores y reproductores de alta definición que jamás podré permitirme, cuando decidí marcharme y me encaminé a las escaleras mecánicas más cercanas. Las escaleras marcaban una pendiente descendente bastante obvia y una vez verificada la dirección de las escaleras no se me ocurrió fijarme en el sentido en que se movían. Sí, lo han adivinado, eran de subida. Claro, yo que confiadamente coloco el pie en el escalón, esperando ese ligero impulso que me llevará al piso de abajo, de repente me encuentro con que las escaleras me devuelven el pie, resultando de ello una pérdida de equilibrio bastante engorrosa. Claro, echo la mano para agarrarme y no caer y ocurre lo mismo, porque los pasamanos de las escaleras mecánicas no se están quietos. Como no consigo agarrarme a nada para detener mi caída, mi reacción consiste en echar el pie hacia delante ¿adivinan dónde? Exacto, en las mismas escaleras traicioneras de antes, con lo que todo el proceso anterior vuelve a empezar. Despues de unos angustiosos segundos danzando frenéticamente con la muerte conseguí escapar de aquella trampa mecánica y miré a mi alrededor.

Ni chistes, ni risitas ni miradas. Nada. Nadie se había fijado en mí. Acababa de improvisar el mayor número cómico de humor físico desde que Charles Chaplin se retiró y no lo había visto nadie. Y lo peor es que era mejor así. ¡Qué bochorno si me hubieran pillado! Ahora sería la nueva estrella del youtube.


viernes, 11 de enero de 2008

Todo por la Patria


Otra entrevista de trabajo. Esta vez mas agradable que la anterior, ya que me entrevistó una nena maja (¡ñam!) con una longitud de pestañas dentro de los parámetros humanos. Y salí con mejor impresión que de otras. Con suerte en breve me incorporo again al mercado laboral, y dejaré de estar deprimido por mi inactividad para estarlo por su ausencia. Y es que el que no está contento es porque no quiere y, seamos sinceros, nadie quiere.

En fin, que ahí estaba yo, amenazando a los transeúntes con mi mortal maestría de paraguas-jutsu (sí, hoy ha habido lluvia a pesar de que me he llevado conmigo ese invento infernal para conjurarla), cuando de pronto me he visto asaltado por dos individuos, uno armado con una cámara de video semiprofesional y la otra con un micrófono. Pienso "ya está, me están entrevistando, ¡mierda!" cuando me fijo en la forma tan peculiar con que sujeta la cámara el primer individuo. O están rodando una nueva edición del reportaje "Hoy Hablamos Con La Gente De Madrid Mostrando Solamente Su Pantorrilla Derecha" o todavía no me están filmando.

- Hola, perdona ¿tienes un minuto?

- Pues la verdad es que no...

- Queríamos preguntarte si conoces la letra que se ha elegido para el himno español.

- Pues he oido hablar del asunto, pero no la he leído.

Por toda respuesta me pasa un papelito mecanografíado (sí, mecanografiado, eso no había pasado por una impresora, debían de ser periodistas de los de antes) con la letra de marras. Nada mas fijar la vista en ella veo un ¡Salve España! que me quema los ojos y no puedo seguir. Bueno, no se si ponía "salve" o "viva", pero me apostaría la vida de Jiménez Losantos a que algún "salve" había*. En fin, que ahí estaba yo con el papelito en la mano cuando el periodista me dice:

- ¿Te animarías a tararearla para...?¡¡¡NO!!!

No se me lleven a engaño porque esté en la misma frase, esa negación no la dijo el periodista. Es mía. Quiero decir que técnicamente es mía porque la pronuncié yo, pero no fue un acto consciente y deliberado. Me hubiera gustado rechazar el ofrecimiento mas educadamente, o aprovechar para hacer una gracia y comentar que prefería la letra anterior**, pero no. Mi mente no quiso arriesgarse a que me dejara convencer y acabase haciendo el moñas delante de una cámara, cosa que me da pavor y terror. Los periodistas me dicen "bueno, vale, muchas gracias" con una sonrisa sincera y me marcho. Pero no era una sonrisa cualquiera, sino una que parecía querer decir "éste es el enésimoquinto que se niega, parece que todo el mundo ODIA la nueva letra del himno".

¡Qué poco patriota hay por ahí suelto!


* Si, ahora que estoy actualizando el blog podría mirarlo por internet, pero no pienso gastar ancho de banda en ESO.

** Ya saben: "Franco, Franco, tiene el culo blanco porque su mujer lo lava con Ariel".


miércoles, 9 de enero de 2008

Ya te llamaremos


¡El primer post del 2008! ¡Yuju! Pero no se me emocionen, que no es para tanto. No tengo nada nuevo que contar, y de hecho esa es la razón de que haya tanta sequía posteril en este blog. Asi que he decidido enfocarlo como lo que se supone que es, un diario, y contar mis desventuras en el día de hoy.

Me levanté del modo habitual en mí, como un zombie acabado. Aunque en lugar de sesos desayuno nescuí, que está mas rico. Lo primero que hago es sentarme ante el ordenata, encenderlo... y llaman al teléfono.

- Hola ¿es el Chache? Llamamos de Trolis S.A. para concertar una entrevista.

- Si, soy yo. En realidad tengo un nombre y dos apellidos, pero ya nadie los usa, asi que utilizo mi nick hasta en el currículo.

- ¿A qué hora le viene bien? ¿A las 11:30 o a las 18:00?

- (Mmm a la seis, por la tarde, sin prisas, tranquilamente...) A las 11:30 está bien (¡aaargh! ¡No me hago caso ni yo!).

En fin, una ducha rapidita, después de todo este mes ya me tocaba, desayunar, y a ponerme guapo. Decido que ir a una entrevista de trabajo en chandal igual no está bien. Quizá sea eso lo que no funcionó con las anteriores, asi que busco mis mejores galas. Una camisa de manga corta. Ni hablar, hace frío. Una de manga larga, vamos con ella. No consigo cerrarla. ¡Ha encogido en todo este tiempo sin usarla! Pruebo con la segunda ¡tampoco entra! Debe de ser la humedad, digo yo. En fin, encuentro una tercera, que está hecha de una tela mas gorda y que da mas calorcito, y que debe tener nombre propio, la tela, pero como yo no entiendo de estas cosas ni idea. Me va bien, pero por poco. La abrocho y al llegar al final compruebo que me sobra un ojal. Después de un rápido vistazo observo que no le sobra un ojal, sino que le falta un botón. Por suerte es el último, confío en que con los pantalones puestos no se note. Debajo de la camisa, en la misma percha, encuentro una corbata. La única que tengo. No me la pongo porque no va con el conjunto, pero la miro con nostalgia, aún tiene el nudo hecho, que no solté para no tener que andar aprendiendo a atar una corbata. Si tenemos en cuenta que solo me la puse en la boda de mi hermano y que, fruto de ese matrimonio, ya tiene una hija en edad de trabajar... vaya, ese nudo de corbata lleva en este armario mucho tiempo.

Complemento la camisa con un chaleco molón que me regaló un amiguete hace tiempo. Parece que también ha encogido, pero no es problema, como mejor queda es abierto. Me pruebo una americana, ya sabeis, de estas chaquetas gordas con hombreras que te dan aire de señor respetable. Si quiero llevarla abrochada tengo que renunciar a respirar. Me parece que prescindiré de ella. Saco la gabardina del armario, que hace rasca y, ¡oh sorpresa!, también voy a tener que llevarla abierta. Me pregunto seriamente a qué se debe todo esto. Quizá la coña que hice al comienzo de este blog de adelgazar cuarenta kilos debería tomármelo en serio, después de todo.

En fin, vamos allá. Viaje en tobús y metro sin incidentes. Con excepción de una muchachota alta como una torre con unos ojasos enolmes y que por alguna razón no puedo dejar de mirar. Halaquécochitamasmonaaaa... estoy hecho un viejo verde.

Llego a Trolis S.A. con un cuarto de hora de adelanto. No está mal del todo. Una secretaria me hace pasar a una salita de reuniones a que llegue el entrevistador. Se toma su tiempo.

El entrevistador llega, me invita a sentarme y empieza a hablarme de la empresa. No puedo evitar fijarme en que tiene unas pestañas monstruosas, y me viene a la mente la Venus Atrapamoscas (Dionaea Muscipula). ¡Es horrendo! Me pregunto si será un mostruo mutante o es que usa algún alargador de pestañas de Loreal, como la Jovovich. Porque él lo vale.

Terminada la entrevista me dice que le pasará mis datos a los de selección y que ya decidirán si me cogen o no. Ya me llamarán, vamos, pero ojo, lo de no contratarme ya mismo no es cosa suya, sino de otra gente malvada. Resisto el impulso de arrancarle las pestañas con alicates y me largo.

Me voy al centro a ver si encuentro algo interesante y me autorregalo algo por reyes. Soy ateo y odio las navidades, pero los regalitos no. Los regalitos molan.

Encuentro en una librería solo tres libros de Pratchett. Casualmente son exactamente los tres que me faltan y los pillo, que no los encuentro por ningún lao. Tras conocer el importe de la transacción intento convencerme a mí mismo de que un día es un día. Fracaso.

Paso al lado de un McGrasa y decido tomarme un sandi de pocholate a la salud de una amigüita que es adicta a ellos. Por desgracia cuando quedamos no suele haber McGrasas cerca y sufre.

Recuerdo que llevo toda la mañana planteándome tomarme en serio lo de adelgazar y me descubro tomando un heladito de unas 2.000 calorías por centímetro cúbico. ¿Me lo tomo como una debilidad pasajera o me rindo definitivamente a la evidencia y acepto mi destino?

Acepto mi destino. Me zampo un menú del churripans y compañía. Que sufra otro.

Despues de todo el día andando me siento morir. Yo antes aguantaba mas. Decido volverme pa casita. Me siento viejo, cansado y débil. Y gordo.

Ya me he deprimido bastante por hoy. Se acabó el usar esto como diario, maldita sea. Al menos mientras mi vida siga siendo un asco.